El Odio
de Enrique Banchs
Tornasolando el flanco a su sinuoso
paso va el tigre suave como un verso
y la ferocidad pule cual terso
topacio el ojo seco y vigoroso.
Y despereza el músculo alevoso
de los ijares, lánguido y perverso
y se recuesta lento en el disperso
otoño de las hojas. El reposo...
El reposo en la selva silenciosa.
La testa chata entre las garras finas
y el ojo fijo, impávido custodio.
Espía, mientras bate con nerviosa
cola el haz de las férulas vecinas,
en reprimido acecho... así es mi odio.
de Enrique Banchs
Esta poesía de Enrique Banchs, pone en exposición el Odio. Yo no la puse para manifestar el mío, sino para que los que odian se miren en el espejo. Ustedes han hecho los Piquetes de la Abundancia y el Odio, señores del "campo".
Un alemán mirando el Guernica delante de Picasso le preguntó ¿usted hizo ésto? y Picasso le contestó: No, lo hicieron ustedes. Véanse señores del "campo" en esta poesìa que les describe la ferocidad, el ojo impávido, las garras finas, y el acecho del tigre.
9 comentarios:
¡Tigre! ¡Tigre! Ardiente resplandor
en las selvas de la noche;
¿qué inmortal mano o qué ojo
pudo enmarcar tu temida simetría?
William Blake, El Tigre (fragmento)
¡Qué hermosura ojaral!
Sigue la hate hour?
Mariano T, le recuerdo que un alemán viendo el cuadro Guernica en presencia de Picasso le dijo ¿ésto lo hizo usted? y Picasso le contestó: NO, ESTO LO HCICIERON USTEDES.
USTED ESTÁ MIRANDO SU PROPIO ODIO CONTRA MÍ, YO SOY INCAPAZ DE ODIAR, LE JURO, NI SIQUIERA A USTED,
Eva, por favor, yo no la odio, como podría odiar un tigre, o una tigresa?
De todos modos, mientras usted este en esa condición, trataría de no convertirme en su almuerzo
Mariano T: ha cambiado su humor, el tigre tiene la panza llena y ya no acecha, aunque dicen que vienen por más.
Eva: le agradezco que me refrescara este hermoso soneto que tenía olvidado.
No subestime al odio. El odio tiene mala prensa, pero es una fuerza impulsora de gran poderío. Yo no me avergüenzo de odiar.
Puede ser Andrés, sin embargo, el odio es una pasiòn como el amor, a veces nada objetiva. Yo le temo al odio, como a un animal salvaje, y no quiero sentir eso. Excecro, deploro, me repugno de, pero no quiero odiar. El odio no perdona, y uno desea perdonar, reconciliar, por supuesto ante el arrepentimiento y el pedido de perdón.
A 12 años de estos intercambios creo que las cosas están más claras no?... la culpa la sigue teniendo el campo?....
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