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12 de febrero de 2008

El hombre del podrido tornillo






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Voy caminando sin mucho apuro para abrir mi óptica. Desde lejos veo que alguien que no conozco está frente a la puerta. El hombre consulta el reloj en su muñeca. Cruza los brazos sobre el pecho. Levanta la cabeza hacia el cielo. Baja luego la cabeza y mira sus zapatos. Descruza los brazos y mete las manos en los bolsillos. Termina la secuencia espasmódica descansando su esqueleto sobre un auto estacionado, mirando la puerta cerrada de la óptica. Vuelve a mirar el reloj.

Es obvio que tiene algún problema con un anteojo que no se hizo en mi óptica. Tampoco viene a hacerse un anteojo nuevo. Está sin saco, con la corbata aflojada, es alguien que dejó el trabajo y quiere volver rápido. Sólo puede estar esperando que le pongan un tornillo. Voy rumiando disgustada.

Apuesto a que se le perdió un tornillo y en el bolsillo tiene el anteojo con la patilla suelta. Imagino el escenario previo: al tomar el anteojo se quedó con una patilla en la mano. Trató de usarlo con una patilla sola, pero se le inclinaba y veía doble. Quiso arreglarlo con un pegamento, pero embadurnó el vidrio. Quiso limpiar de pegamento el vidrio, pero lo expulsó del marco. El vidrio cayó al suelo y se astilló en el borde. Sin anteojos no puede hacer nada, con todo el trabajo que tiene.

“¿Dónde hay una óptica por acá?” Preguntó a cualquiera. “A dos cuadras para allá” le dijo alguno. Se vino corriendo y encontró el negocio cerrado. Preguntó en el local de al lado. Le dijeron “espérela, ya está llegando”.

Yo sigo caminado, sin apuro. Al tipo no lo conozco, pero sé todo lo que le pasa. Me lo sé de memoria. Casi todos los días de mi vida me está esperando un tipo que no conozco que perdió un podrido tornillo. Apuesto a que antes de que abran todas las ópticas del mundo, hay siempre un tipo desconocido esperando ansioso en la puerta, con el único objeto de que le pongan un podrido tornillo.

“Nada más para poner un tornillo”, ya sé, me va a decir el hombre cuando yo llegue a la puerta, sonriente, genuflexo, como si hubiera visto llegar a la Virgen María. Pero acto seguido va a agregar una frasecita que me hace a mí tan prescindible en su vida como para los ateos la Virgen María. “Si yo tuviera un tornillo y un destornillador, me lo hubiera puesto solo, pero no tengo. Es una pavada, es cuestión de un minuto”.

Todo este diálogo se va fantaseando en mi cabeza antes de llegar, y continúo contestando en la misma fantasía: ¿Por qué mierda no preguntaste dónde hay una óptica cerca cuando te hiciste el anteojo nuevo? ¿Por qué mierda no te vas a poner el tornillo a la óptica que te lo hiciste? ¿No sabés que la óptica es una ciencia muy antigua y respetable? ¿No te enteraste de que grandes filósofos de la historia eran ópticos? ¿No sabés que Spinoza era óptico? ¡Qué vas a saber vos quién era Spinoza!

Mientras camino, evoco las humillaciones sufridas por mi ilustre colega Spinoza, salvando las distancias, y asocio al tipo del podrido tornillo con el mensajero de un tribunal gentil que me trae un aviso de "jerem" (excomunión), como hicieron con Spinoza. Como Sócrates, me tomaría una poción de cicuta antes de tener que pasar por ésto, una y otra vez.

Llego a la puerta y fatalmente el tipo me dice: es por un tornillo nada más, si yo tuviera un destornillador me lo pondría solo........

Una vez se me ocurrió decirle al tipo del podrido tornillo: yo le presto un destornillador, siéntese, acá tiene la caja de tornillos. En lugar de sorprenderse aceptó la oferta. Se sentó, le alcancé la caja con un motón de tornillos separados por diversos espesores y largos. Le alcancé la pinza de cirugía que uso para atrapar tornillos de la caja. Use ésto para sacar un tornillo, le dije, y me fui para atrás dejándolo solo.

Atrás tengo una ventanusca de vidrio espejado. El tipo no me veía, yo a él sí. Empezó el espectáculo.

Agarró un tornillo con la pinza y lo primero que le pasó es que se le voló. El hombre se sintió desesperado. Se me escapó el tornillo, dijo, mientras lo buscaba infructuosamente en el piso de mosaico de manchas atigradas. Si tuviera los anteojos podría buscarlo, dijo con voz implorante. ¿No me lo puede poner Ud? resignándose al valor de mi existencia en este planeta.

Sí, claro, dije. Y me dispuse a poner el tornillo desplegando un procedimiento exageradamente largo. El hombre miraba atentamente, ahora respetuosamente. Primero hay que rectificar la rosca, expliqué, como enseñándole. La herramienta que se usa se llama porta calisuar, al que se le pone un macho del ancho del tornillo. Hay que rectificar la rosca para que el tornillo no se vuelva a salir, por algo se salió, dije. Hay que hacer las cosas bien. A mí me gusta hacer las cosas bien, o nada. El hombre asentía callado. Calmo, entregado, ya no miraba el reloj.

Las gracias que me dió al irse, además de un pago, cambiaron la relación con la cosa que me torturó durante tanto tiempo. Por primera vez no me quedé como una idiota diciendo, está bien, no es nada, vaya tranquilo, a un tipo que me usó y me tiró en cinco minutos.

Ahora, cada vez que me espera el hombre del pdrido tornillo le espeto primero que nada un precio exagerado, el golpe lo lastima, cinco pesos. ¿Cinco pesos? Dicen algunos, ¿por un tornillo? y se van. Otros se tragan el golpe y dicen: está bien, o , no hay problema.

Mientras pongo el tornillo explico todo el procedimiento, para que se justifiquen en algo los cinco pesos que le hago pagar al pobre cautivo. Algunas personas inteligentes suelen hacerse clientes míos al verme poner un tornillo con tanta dedicación.

Pensar que ninguno de los que se llevaban puesto el podrido tornillo sin pagar, volvió nunca a hacerse un anteojo conmigo. En cambio, desde que cobro el tornillo, sí empezaron a volver. La gente necesita tratar con personas que se valoren a sí mismas.
Eva Row

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Pino Solanas, su política buitre y la resolución de Ballesteros

EN QUÉ CONSISTE LA POLÍTICA "BUITRE" DE SOLANAS 9/01/2010
Buitre, porque para conseguir el poder se alía estratégicamente con la derecha como un comensal, y la alienta al proceso de destruir al Gobierno creyendo poder así alzarse con el poder al fin de la destrucción, porque confía en que su discurso más verborrágico e incendiario que el de la misma derecha, va a poder eclipsarlo y finalmente va a poder liderar el último tramo de la destrucción y alzarse con el poder.
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RESUELVO: 1) SOBRESEER DEFINITIVAMENTE en la presente causa N° 14467(expte 7723/98) en la que no existen procesados (art. 434 inc. 2° del Código de Procedimientos en Materia Penal) 2) REMITIR copia de la presente resolución (mediante disco) y poner las actuaciones a disposición de las HONORABLES CAMARAS DE SENADORES Y DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LA NACION para su consulta o extracción de copias de las piezas procesales que se indiquen a los efectos que estimen conducentes. TEXTO DEL FALLO Leer comentarios

Cuentos de vida

12/02/2008 EL HOMBRE DEL PODRIDO TORNILLO(cuento)
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22/02/2010 - UN ÁNGEL EN COLECTIVO (relato)
Yo estaba tan embarazada, que había pasado la fecha de parto y mi familia me cargaba con la siguiente pregunta ¿y cuándo vas a parir? Y yo me reía, esperando que la naturaleza se ocupara en cualquier momento de que llegara mi bebé.
Lady D también estaba embarazada de su primer hijo. El papá de mi hijo decía que nuestro bebé tenía mejor ajuar que el hijo del Príncipe Carlos. Eran épocas de todo importado, y yo, eufórica por mi maternidad, había comprado el mejor cochecito de Harrod's y las ropas y utensilios para bebé, de lo más hermosos que encontré. Leer completo...
06/03/2008 - LOS GLADIOLEROS (cuento)
En el baño empezó a gotear la ducha. Hace de esto cinco años. Llamé a uno de esos brujos de la humanidad que atesoran saberes aquilatados y añejados en paneles de roble, uno de esos que miramos las mujeres agachando la cabeza, reconociendo nuestra inferioridad por efecto de la prueba contundente.
El plomero, que aparece con su bonete inmenso sobre el cual tiene una estrella, trae consigo herramientas que como la varita mágica, sólo obedecen a su secreto conjuro. La casa es un poco vieja, me dijo al irse, la próxima vez no le va a poder cambiar el cuerito a la canilla, va a tener que cambiar los caños. La sentencia estaba echada.
Cinco años después, es decir, ahora, se volvió a romper el cuerito y volvió a gotear la ducha. Leer más...
9/10/2008 - LOS JUDÍOS Y LOS REYES MAGOS (cuento)
Era la mañana del 6 de enero de 1954. Verano. En ese año yo iría al colegio por primera vez. Era la hija mayor de un matrimonio de judíos polacos inmigrantes. Teníamos un local de comercio seguido de vivienda, como había entonces. En el local, estaba mi papá. En la cocina de la vivienda, estaba mi mamá haciéndome el desayuno. Mis dos hermanitos, de 3 y 4 años, estaban aún en las cunas. Yo desayuné, y como hacía todos los días, salí a la calle a jugar con mis amiguitas. Serían las 10 de la mañana. Salgo a la calle y lo primero que veo es que todas mis amiguitas están juntas, y tienen algún juguete en la mano. Me extrañó muchísimo.
La Susi, mi mejor amiguita, tenía una enorme muñeca de trapo que yo no conocía, y la abrazaba y la ponía en el suelo a caminar, y la muñeca blanduzca se bamboleaba sacudiendo las trenzas rubias de hilos de lana de tejer.Leer Más...
16/09/2008 - MI LIBRO DE LECTURA DEL 55 (cuento)
El 16 de septiembre de 1955 yo tenía siete años, y estaba en "primero superior" (hoy segundo grado) de la escuela primaria.
La Revolución Libertadora trajo un cambio a la Escuela. Desaparecieron los carteles que cubrían las paredes en su parte superior tocando el techo de mi aula. De letras inmensas, decían "Segundo Plan Quinquenal-Perón cumple-Evita dignifica". La palabra "quinquenal" me encandilaba con sus sonidos juguetones, y no entendía bien qué quería decir "dignifica".
La presencia de Perón y Evita se trocó por paredes ascépticas, vacías, que me impresionaron cuando volví a la Escuela, después de unos días de asueto. El retrato de San Martín lucía ahora solitario y único símbolo del aula, como frío testimonio en blanco y negro de una historia lejana, sin la companía de aquellos carteles de colores alegres, de fondo amarillo y letras rojas, que representaban cosas del presente. Leer más...
13/11/2008 - GUEFILTE FISH (cuento)
Como yo soy la intelectual de la familia, mi cuñada Rivke me tiene envidia. ¿Qué creías? Te voy a contar lo que pasó. Era Rosh Hashaná y mamá invitó a hacer fiesta en su casa. Yo no le dije que no, ¿qué, acaso quiero cocinar para diez personas? Si a ella le gusta, que lo haga ella. El día que no esté mamá, va a ser otra cosa. Ahí voy a tener que cocinar yo, porque no voy a esperar que mi cuñada aprenda a cocinar, ni voy a comer esas porquerías que hace que no tienen gusto a nada.
Bueno, te estaba diciendo. Resulta que me puse a leer la historia del guefilte fish, en un libro antiguo de cultura idish. Vos sabés que a mí me gustan los libros, no voy a dejar de leer libros sólo para que mi cuñada no se sienta mal. Entonces leí que el guefilte fish estaba formado por tres distintas clases de pescado por una razón. Yo siempre me pregunté cuál serìa la razón de que fuera necesario hacerlo de distintos pescados. Leer más...
24/12/2008 - UN CUENTO DE NAVIDAD (cuento)
A pesar de ser judía, celebré Navidad mientras duró el matrimonio con el padre de mi hijo, que murió en el año 1994. Era gallego, socialista y agnóstico, pero le encantaba la Navidad, una costumbre que su madre engalanaba con una enorme Empanada a la Gallega que quedó en la memoria de sus cinco hijos. La Empanada a la Gallega de Doña Encarnación, a quien no tuve el gusto de conocer porque llegué tarde a la vida de esa familia, se repetía cada Navidad, con el consiguiente comentario obligado, “nada que ver con la que hacía la vieja”.

Mi nene era muy chiquito, recién ese año se había dado cuenta del personaje de Papá Noel. Su papá se disfrazaba y hacía las delicias de todos los chicos. Le habíamos dicho que iba a venir Papá Noel, con una bolsa de regalos. Leer más...
04/05/2008 - BUNGE ME SALVÓ LA VIDA (relato)
Bunge me salvó la vida con el mismo extraño mecanismo con el que mi hermanito descubrió la palmeta. Primero cuento la historia de mi hermanito. Después retomo con Bunge.
Capítulo 1. El extraño caso de mi hermanito y la palmeta
Un día apareció Raid.
Un aviso novedoso decía por televisión: ¡con la palmeta NO! ¡Llegó Raid! y aparecía en un dibujo animado, una palmeta estrellando insectos en la pared enchastrada de moscas aplastadas, y luego una señorita disparando el Raid por el ambiente. Mi hermanito y yo estábamos mirando televisión, y ambos nos asombramos. Leer más...