Las islas fueron descubiertas en 1520 por Esteban Gómez, tripulante de la nave San Antonio, uno de los barcos de la expedición de Magallanes.
Eso fue 170 años antes del avistamiento británico, en 1690. Según la delimitación de tierras de las bulas papales, las islas pertenecían a España. En algún momento Inglaterra le reconoció a España su potestad sobre las islas. Pero al perder el Rey de España el territorio colonial, desconoció el dominio de España sobre las islas, igual que los patriotas americanos desconocieron el dominio de España sobre estas tierras, ya que consideraron que pertenecían al Rey, que estaba preso.
Ya en junio de 1829 (en diciembre asume Rosas) el gobierno porteño nombra a Luis Vernet Primer Gobernador de las Islas Malvinas. Vernet se muda a las Malvinas con toda su familia, funda un fuerte y provee a la defensa del territorio insular. Dos centenas de personas habitan la Isla Soledad donde está apostado Vernet. El 2 de enero de 1833, los ingleses invaden las islas, las toman por la fuerza, procediendo a su desalojo. Vernet no volvió a las islas.
En 1833, el año de la invasión, se hacen 5 reclamos a Gran Bretaña. El 17 de junio se hace la primera protesta formal y se pide solidaridad a los gobiernos de Sud América, a lo que sólo Bolivia contesta favorablemente. Se reiteran las protestas oficiales a Gran Bretaña en los años 34, 38, 41, 48, 49, y 84.
A pesar de los reclamos, la cuestión era tomada como de importancia relativa. El país estaba atado a las relaciones formales con Inglaterra, sobre todo por la necesidad del crédito de la Baring Brothers. Por esa importancia secundaria que se daba a las Malvinas frente al problema de la deuda externa acumulada por Rivadavia, Rosas propone por dos veces a los ingleses el canje del territorio de Malvinas por la deuda (año 41 y 42). Pero los ingleses no aceptaron, porque igual ya las tenían, y querían cobrarse el crédito a toda costa.
Un siglo después, vendrían ellos a pedir a Perón que les canjearan los ferrocarriles por la deuda que tenían con la Argentina, a raíz de la comida que le mandamos durante la Segunda Guerra. Lástima que Perón no aprovechó para exigirles la devolución de las Malvinas y la entrega de los ferrocarriles, que total ya los teníamos.
Sigamos con la historia más vieja. Dijimos que el tema Malvinas en el siglo XIX era secundario. En 1869 José Hernández comenzó una pequeña campaña aislada en los diarios, con artículos periodísticos, reclamando por el olvido de los políticos respecto de ese territorio nacional. Pero no tuvo mucho eco. En realidad nadie le daba demasiada importancia a un poco más o menos de tierra.
Sé que me voy a jugar fiero con lo que voy a citar ahora para aportar una prueba más de lo poco que interesaba el tema Malvinas en el Siglo XIX. En 1881, Sarmiento decía unas palabras en su conferencia en homenaje a Darwin, palabras que para mí son ¡ gloriosas !, que resumen exactamente mi pensamiento:
"Recordaréis que nunca me mostré muy celoso de nuestras posesiones australes, porque no las creía dignas de quemar un barril de pólvora en su defensa, reprobando se montase con fantásticas descripciones la imaginación de estos pueblos que esperan todavía hallar el Dorado, por nuestros padres buscado en vano en esas mismas regiones, a fin de no tener una guerra en rescate de aquel Santo Sepulcro de las tradicionales ilusiones."
No fue hasta el siglo XX en que ocurrió una especie de milagro en el asunto completamente olvidado. Olvidado más que nada por interés de la oligarquía cuyos negocios de la carne estaban íntimamente ligados a la Gran Bretaña. Precisamente en el año del Centenario (1910) el afán estudioso de un inmigrante francés llamado Paul Groussac, que a la sazón era Director de la Biblioteca Nacional, lo lanzó a recopilar y sistematizar la documentación y publicaciones que tuvieran que ver con la fundamentación de los derechos argentinos en las Islas Malvinas.
"Grousac en sus investigaciones históricas a través de los documentos, señaló que nuestra diplomacia se había olvidado del principal argumento que justificaba nuestra soberanía sobre las islas, el geográfico, porque las islas eran una continuidad geográfica del territorio patagónico, por lo tanto nuestro título de soberanía sobre las islas derivaba de nuestra soberanía sobre el continente... Paradójicamente la obra de Groussac estaba escrita en francés, solamente la dedicatoria estaba escrita en castellano, indudablemente la publicación estaba destinada a la élite gobernante de la época." Pero parece que no fue leído, porque siguió sin difundirse el texto de Groussac.
A principios del siglo XX seguía la ignorancia sobre el tema Malvinas en las instancias más altas, como lo demuestra un incidente ocurrido en 1919. Debido a una queja del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio del Interior reprendió a la Policía de la Capital Federal por haber entregado una cédula de identidad a una persona nacida en las Islas Malvinas. En 1927 un habitante de las Islas Malvinas, Juan Walker, solicitó su enrolamiento militar en San Julián provincia de Santa Cruz. Las autoridades locales no supieron resolver el caso, pidieron instrucciones a las autoridades nacionales. quienes aceptaron otorgar a Walker la ciudadanía argentina.
En conocimiento de estos "incidentes" en 1934, Alfredo Palacios fue quien decidió tomar cartas en el asunto. Presentó un proyecto de ley que fue aprobado, por el cual se traduciría la obra de Groussac, se la editaría completa y además en una síntesis, para repartirse en las Bibliotecas Populares y en las aulas de enseñanza de Derecho.
Es interesante tener en cuenta el contexto histórico en que se sanciona la ley. El año anterior se había firmado el Tratado Roca–Runciman, por el cual el gobierno de nuestro país a cambio de mantener el nivel del comercio de carnes con Inglaterra, realiza una serie de concesiones a los intereses económicos británicos lesivos de nuestra soberanía. Por ejemplo el 85 % del comercio de la carne debía estar a cargo de frigoríficos ingleses, las divisas que se obtenían de la venta de carne debían destinarse a comprar productos ingleses, reducción de derechos de importación para mercaderías inglesas etc.
En el largo alegato de fundamentación del proyecto, Palacios hace alguna referencia al tema. Palacios auguraba que los imperios pronto caerían, que las nuevas naciones como Argentina crecerían, y que la conciencia popular sobre la justicia del reclamo de soberania permitiria llegado el momento efectuar un reclamo ajustado a derecho.
Contemporánemente se edita un libro de los hermanos entrerrianos Irazusta, de origen ideológico nacionalista de derecha antiimperialista, profundamente antibritánico, antioligárquico, Rosista, que también provoca revuelo en las conciencias en debate y crea este nuevo polo de entendimiento de la soberanía, tan opuesto al de la izquierda del Partido Socialista Intenacionalista.
En 1939 se forma la Junta de Recuperación de las Islas presidida por ALFREDO PALACIOS que realiza una gran difusión pública sobre el tema y convoca un concurso para elegir una marcha sobre Malvinas siendo elegida la actual marcha de Malvinas cuya letra le corresponde a Carlos Obligado y su música a José Tieri.
Recién en 1941 Malvinas se incorpora como tema obligatorio a la reforma de los planes de estudio escolares.
Vemos entonces como el tema Malvinas hace confluir peligrosamente a la derecha más recalcitrante con la izquierda liberadora. De ahí la extraña unión del Partido Comunista con el llamado de Galtieri a la Plaza.
Por eso me pongo eufórica al saber que la Presidenta lanza una nueva mirada sobre el conflicto con Inglaterra, que obedece más bien a la línea impulsada por Alfredo Palacios, no a la militarista, no a la línea violenta, sino a la de ir insistiendo en conocer profundamente los derechos y aguardar alcanzar un nivel de valor internacional como para ser escuchados en los foros, o eventualmente para poder presionar sobre Gran Bretaña, llegado el momento del crecimiento de país, como lo veía Alfredo Palacios.
Basta de muertes absurdas en la Argentina. Basta de mística militarista que se cobra las vidas de nuestros hijos inocentes. No permitamos que otro borracho ni místico enganche a los jóvenes a la guerra por un pedazo de tierra. Sigamos reclamando pacíficamente, mientras crecemos en valor internacional.
Eso fue 170 años antes del avistamiento británico, en 1690. Según la delimitación de tierras de las bulas papales, las islas pertenecían a España. En algún momento Inglaterra le reconoció a España su potestad sobre las islas. Pero al perder el Rey de España el territorio colonial, desconoció el dominio de España sobre las islas, igual que los patriotas americanos desconocieron el dominio de España sobre estas tierras, ya que consideraron que pertenecían al Rey, que estaba preso.
Ya en junio de 1829 (en diciembre asume Rosas) el gobierno porteño nombra a Luis Vernet Primer Gobernador de las Islas Malvinas. Vernet se muda a las Malvinas con toda su familia, funda un fuerte y provee a la defensa del territorio insular. Dos centenas de personas habitan la Isla Soledad donde está apostado Vernet. El 2 de enero de 1833, los ingleses invaden las islas, las toman por la fuerza, procediendo a su desalojo. Vernet no volvió a las islas.
En 1833, el año de la invasión, se hacen 5 reclamos a Gran Bretaña. El 17 de junio se hace la primera protesta formal y se pide solidaridad a los gobiernos de Sud América, a lo que sólo Bolivia contesta favorablemente. Se reiteran las protestas oficiales a Gran Bretaña en los años 34, 38, 41, 48, 49, y 84.
A pesar de los reclamos, la cuestión era tomada como de importancia relativa. El país estaba atado a las relaciones formales con Inglaterra, sobre todo por la necesidad del crédito de la Baring Brothers. Por esa importancia secundaria que se daba a las Malvinas frente al problema de la deuda externa acumulada por Rivadavia, Rosas propone por dos veces a los ingleses el canje del territorio de Malvinas por la deuda (año 41 y 42). Pero los ingleses no aceptaron, porque igual ya las tenían, y querían cobrarse el crédito a toda costa.
Un siglo después, vendrían ellos a pedir a Perón que les canjearan los ferrocarriles por la deuda que tenían con la Argentina, a raíz de la comida que le mandamos durante la Segunda Guerra. Lástima que Perón no aprovechó para exigirles la devolución de las Malvinas y la entrega de los ferrocarriles, que total ya los teníamos.
Sigamos con la historia más vieja. Dijimos que el tema Malvinas en el siglo XIX era secundario. En 1869 José Hernández comenzó una pequeña campaña aislada en los diarios, con artículos periodísticos, reclamando por el olvido de los políticos respecto de ese territorio nacional. Pero no tuvo mucho eco. En realidad nadie le daba demasiada importancia a un poco más o menos de tierra.
Sé que me voy a jugar fiero con lo que voy a citar ahora para aportar una prueba más de lo poco que interesaba el tema Malvinas en el Siglo XIX. En 1881, Sarmiento decía unas palabras en su conferencia en homenaje a Darwin, palabras que para mí son ¡ gloriosas !, que resumen exactamente mi pensamiento:
"Recordaréis que nunca me mostré muy celoso de nuestras posesiones australes, porque no las creía dignas de quemar un barril de pólvora en su defensa, reprobando se montase con fantásticas descripciones la imaginación de estos pueblos que esperan todavía hallar el Dorado, por nuestros padres buscado en vano en esas mismas regiones, a fin de no tener una guerra en rescate de aquel Santo Sepulcro de las tradicionales ilusiones."
No fue hasta el siglo XX en que ocurrió una especie de milagro en el asunto completamente olvidado. Olvidado más que nada por interés de la oligarquía cuyos negocios de la carne estaban íntimamente ligados a la Gran Bretaña. Precisamente en el año del Centenario (1910) el afán estudioso de un inmigrante francés llamado Paul Groussac, que a la sazón era Director de la Biblioteca Nacional, lo lanzó a recopilar y sistematizar la documentación y publicaciones que tuvieran que ver con la fundamentación de los derechos argentinos en las Islas Malvinas.
"Grousac en sus investigaciones históricas a través de los documentos, señaló que nuestra diplomacia se había olvidado del principal argumento que justificaba nuestra soberanía sobre las islas, el geográfico, porque las islas eran una continuidad geográfica del territorio patagónico, por lo tanto nuestro título de soberanía sobre las islas derivaba de nuestra soberanía sobre el continente... Paradójicamente la obra de Groussac estaba escrita en francés, solamente la dedicatoria estaba escrita en castellano, indudablemente la publicación estaba destinada a la élite gobernante de la época." Pero parece que no fue leído, porque siguió sin difundirse el texto de Groussac.
A principios del siglo XX seguía la ignorancia sobre el tema Malvinas en las instancias más altas, como lo demuestra un incidente ocurrido en 1919. Debido a una queja del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio del Interior reprendió a la Policía de la Capital Federal por haber entregado una cédula de identidad a una persona nacida en las Islas Malvinas. En 1927 un habitante de las Islas Malvinas, Juan Walker, solicitó su enrolamiento militar en San Julián provincia de Santa Cruz. Las autoridades locales no supieron resolver el caso, pidieron instrucciones a las autoridades nacionales. quienes aceptaron otorgar a Walker la ciudadanía argentina.
En conocimiento de estos "incidentes" en 1934, Alfredo Palacios fue quien decidió tomar cartas en el asunto. Presentó un proyecto de ley que fue aprobado, por el cual se traduciría la obra de Groussac, se la editaría completa y además en una síntesis, para repartirse en las Bibliotecas Populares y en las aulas de enseñanza de Derecho.
Es interesante tener en cuenta el contexto histórico en que se sanciona la ley. El año anterior se había firmado el Tratado Roca–Runciman, por el cual el gobierno de nuestro país a cambio de mantener el nivel del comercio de carnes con Inglaterra, realiza una serie de concesiones a los intereses económicos británicos lesivos de nuestra soberanía. Por ejemplo el 85 % del comercio de la carne debía estar a cargo de frigoríficos ingleses, las divisas que se obtenían de la venta de carne debían destinarse a comprar productos ingleses, reducción de derechos de importación para mercaderías inglesas etc.
En el largo alegato de fundamentación del proyecto, Palacios hace alguna referencia al tema. Palacios auguraba que los imperios pronto caerían, que las nuevas naciones como Argentina crecerían, y que la conciencia popular sobre la justicia del reclamo de soberania permitiria llegado el momento efectuar un reclamo ajustado a derecho.
Contemporánemente se edita un libro de los hermanos entrerrianos Irazusta, de origen ideológico nacionalista de derecha antiimperialista, profundamente antibritánico, antioligárquico, Rosista, que también provoca revuelo en las conciencias en debate y crea este nuevo polo de entendimiento de la soberanía, tan opuesto al de la izquierda del Partido Socialista Intenacionalista.
En 1939 se forma la Junta de Recuperación de las Islas presidida por ALFREDO PALACIOS que realiza una gran difusión pública sobre el tema y convoca un concurso para elegir una marcha sobre Malvinas siendo elegida la actual marcha de Malvinas cuya letra le corresponde a Carlos Obligado y su música a José Tieri.
Recién en 1941 Malvinas se incorpora como tema obligatorio a la reforma de los planes de estudio escolares.
Vemos entonces como el tema Malvinas hace confluir peligrosamente a la derecha más recalcitrante con la izquierda liberadora. De ahí la extraña unión del Partido Comunista con el llamado de Galtieri a la Plaza.
Por eso me pongo eufórica al saber que la Presidenta lanza una nueva mirada sobre el conflicto con Inglaterra, que obedece más bien a la línea impulsada por Alfredo Palacios, no a la militarista, no a la línea violenta, sino a la de ir insistiendo en conocer profundamente los derechos y aguardar alcanzar un nivel de valor internacional como para ser escuchados en los foros, o eventualmente para poder presionar sobre Gran Bretaña, llegado el momento del crecimiento de país, como lo veía Alfredo Palacios.
Basta de muertes absurdas en la Argentina. Basta de mística militarista que se cobra las vidas de nuestros hijos inocentes. No permitamos que otro borracho ni místico enganche a los jóvenes a la guerra por un pedazo de tierra. Sigamos reclamando pacíficamente, mientras crecemos en valor internacional.
1 comentarios:
Eva, no es "extraña unión" la del PC argentino con Galtieri, puesto que después del 24 de Marzo del 76 Videla recibió la visita de dos generales rusos que oficialmente lo trataban de "presidente" y vinieron para arreglar temas estratégicos... Hay fotos de tapa de La Nación y Clarín de ese encuentro que no fué nada secreto... Tengamos memoria y archivo, por más que los del PC traten de ocultarlo...
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