23 de junio de 2024

UN CAPATAZ ANTISEMITA SE ARRODILLA ANTE LOS JUDÍOS PODEROSOS


Nadie descifra el curioso aspecto projudaico de Milei. Si entendieran se darían cuenta de lo que nadie se da cuenta y tal vez solo podés leerlo acá: Milei es un antisemita furioso.
Lo explico. En principio apelo a la figura del capataz, que lo define como un traidor de su clase y rendido a los pies del patrón. Milei reverencia al capitalista pero él es y fue siempre un empleado. En el Capitalismo hay dos formas de participar en el mercado: como capitalista o como asalariado, el capital y el trabajo. Milei siendo un empleado, no habiendo tenido ni un kiosco ni empresa, reverencia al capitalista y defiende los intereses del mismo, cuando debería defender los propios de él como asalariado. Por eso yo apelo a la figura del Capataz: un traidor de su clase a favor de la clase que lo explota.
Como capataz ideológico que es reverencia al poder económico. He aquí que reverencia en particular al Estado de Israel, disfrazándose de devoto de la religión judía. Lo hace porque como antisemita está convencido que los judíos son el máximo poder económico y tienen el proyecto religioso de dominio universal. Nadie que no sea antisemita cree de verdad que los judíos son el mayor poder universal . El Estado de Israel fascina al capataz ideológico antisemita. Pero Milei NO SE CONVIRTIÓ ni lo haría porque en el fondo de su alma los judíos le repugnan.
Comete esta mandarina.
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MI PAPÁ


Mi papá, hoy quise escribir este post dedicado a vos todo el día, pero cada vez que empecé me puse a llorar. Entonces antes de que termine el día quiero hacerlo. Primero, pedirte perdón. Ojalá hubiera entendido lo que pasabas por adentro, pero yo no lo sabía. Si te tuviera hoy te estaría abrazando y te habría llevado algún regalo, como la gorra que me pediste que te traiga de EEUU y no te cumplí por tarada, porque me pareció un pedido demasiado simple. Hoy que lo pienso siento que fue un pedido fortísimo, que tenía mucho significado que no pude entender porque era una tonta cometiendo los errores de la juventud.
Te recuerdo papá y jamás voy dejar de maravillarme cuando en mi enfermedad de gastritis crónica yo salía corriendo en la mitad de la noche para vomitar en el baño y al toque vos corrías para llegar a tiempo y sostenerme la cabeza por la frente. No se cómo sabías hacer eso y aliviarme la sensación de volcarme, partirme en dos. Tus manos rústicas, gruesas de trabajar la lona Pampero haciendo toldos, me sostenían la frente y me decían "acá estoy, acá está tu padre".
Y lo orgulloso que estabas cuando me puse la óptica. Nunca dudé que fuste mi modelo de vida. Y que me dijiste que si no quería depender de un hombre tenía que tener un título universitario. Por la edad podías ser mi abuelo, pero tu mente en estas cosas era más moderna de lo que nadie podía imaginar.
Varias cosas te agradezco en esas sentencias cortas rabínicas. Cuando te fui a explicar que me quería divorciar fui temblando a ver qué me decías. Me preguntaste por qué, dejando de leer el diario. Te dije por qué. Me contestaste "divorciate" y extendiste el diario para volverlo a leer. Me fui saltando en una pata porque obtuve tu consentimiento, el único que me importaba.
Y el perdón enorme que te pido es que no entendí que buscaste mi opinión de mediadora por un horrible episodio en que mi mamá te pegó en la cabeza con el metro. Que viniste con ella a exponer tu dolor para saber qué decía yo. Y yo te pregunté por qué te pegó. Y mi respuesta fue que le asignaras una mensualidad porque se quejaba de no disponer de plata. Y cumpliste mi mediación como si yo hubiera sido el rabino. Perdón porque no me dí cuenta del valor que me estabas dando al tomarme a mí como ese funcionario social judío que hace de juez en litigios civiles y se acata a rajatabla la sentencia.
Y gracias papá, por estar en casa todo el tiempo, por tener negocio con vivienda y tenerte siempre, cada día, cada hora conmigo.
Y gracias por cocinar tus maravillosos panificados y pastas únicos, tus tortas de queso, tus creplaj, tus strudel de manzanas que aunque no lo creas, me hacen llorar en el recuerdo.
Tuve un padre, un padrazo, pero no lo entendí, porque era joven.
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Ser padre no es instintivo

CELEBREMOS EL DÍA DEL PADRE POR SER UN DÍA MUY ESPECIAL.
Ser padre no es instintivo. El padre nace con la cultura.
Al principio de los tiempos no existía el compromiso de un varón con sus hijos, porque no hay forma natural de determinar quiénes son hijos suyos.
Cuando fue necesario determinarlo de manera fehaciente porque apareció la Propiedad y la necesidad de establecer la Heredad, comenzó la cautividad de la mujer y el control de su conducta sexual, para asegurar la paternidad masculina.
La cautividad de las mujeres comenzó entonces desde la cuna, en la que el padre la preparaba virgen para el matrimonio. Y esto duró hasta pocos años atrás. Y en algunos casos sigue durando todavía.
La función de madre existió por el instinto que aseguró la crianza de los niños nacidos si no, la humanidad no habría prosperado. Pero el origen biológico de padre no pudo ser determinado con seguridad hasta la existencia de la prueba de ADN. Sin embargo esto TAMPOCO asegura el cumplimiento del papel de Padre. No alcanza con obligar a un varón a dar el apellido y pasar un dinero para la manutención: eso no alcanza.
El padre que está presente en la vida de sus hijos cumpliendo el papel de progenitor amoroso, interesado en la vida y la crianza de sus hijos, es una figura fruto de la humanización cultural. Es una figura generosa que asume un papel social porque se lo manda su corazón, su conciencia y la moral con la que funda un proyecto de vida. Y de trascendencia, no en la propiedad sino en la memoria y el modelo de vida.
La figura civilizatoria por excelencia es la paterna masculina. Es lo que nos hizo humanos a diferencia de los animales.
Que los buenos padres hoy reciban de sus hijos el amor que esta figura amorosa masculina merece.
Puede ser un dibujo de una o varias personas, barba y corazón
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