Lentes de cerca y/o media distancia.

Chiste de gallegos:

 

_Oye, Manuel, por qué dices que eres comunista?

_ Porque con lo que tengo más lo que me toca en el reparto, me hago rico !!!

 

Si tus anteojos de leer ya no te sirven para leer de cerca como antes, vas al oftalmólogo, se lo decís, él te hace una receta actualizada y cuando los retirás de la óptica ves muy bien de cerca, pero descubrís que perdiste la ventaja que tenías con el anteojo viejo, que era poder mirar con ellos a media distancia, como para la compu o para cortarte las uñas de los piés. Con estos anteojos nuevos, si bien leés muy bien las letritas pequeñas de los prospectos médicos, no podés usarlos para la compu, o para la partitura del piano y te volvés loco/a. ¿Qué pasó? Que los anteojos de cerca cuando se usan mucho tiempo empiezan a servir para media distancia, y cuando los actualizamos creemos que vamos a ganar lo que nos falta, pero nunca imaginamos que perderíamos lo qeu teníamos de ventaja. Así que ojo, decile al oculista, si él no te pregunta, que son anteojos PARA CERCA Y MEDIA DISTANCIA. O guardate los viejos para media distancia y solo usá los nuevos para muy cerca.

Es parecido a los que votaron a Macri que creyeron que iban a mejorar lo que les faltaba pero no iban a perder lo que tenían de bueno.

 

 

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BUCEANDO EN LA ÓPTICA SOBRE LA CONDICIÓN HUMANA /PRESTÁ ATENCIÓN A VER SI A VOS TE PASA

El deseo de ver bien parece obvio. Pero aunque parezca mentira hay personas a las que les falta ese deseo. Cuando advierten que se puede ver mejor lo toman como una curiosidad. No les interesa demasiado. Se conforman. Tienen una personalidad así. Se conforman con lo que les toca, como si eso fuera lo natural y la resignación una parte de la naturaleza. Son una minoría pero están ahí, viviendo. Quién sabe qué cosa o qué persona o entidad social aniquiló un deseo tan general, tan obvio y elemental. La inmensa mayoría de la gente reacciona con emoción y hasta efusión cuando descubre que puede ver mejor de lo que ve. La alegría de los chicos no tiene excepciones. A ciertos adultos se les va oprimiendo tanto que se van quedando sin la sustancia humana más básica, la energía vital, el eros.

Otra cosa es la característica que yo llamo Síndrome Buñuel, por el famoso director de cine español. Como era sordo usaba audífono, pero lo tenía apagado y solo lo encendía cuando le hablaba alguien a quien le importaba escuchar. Ese síndrome Buñuel es otra cosa, no le falta deseo sino que le sobra. Tiene el dominio sobre sí mismo por encima de las falencias. Yo debo distinguir entre las dos cosas cuando atiendo a un paciente. Distinguirlo. Para servirlo mejor. Emulando al lobo en sus respuestas a Caperucita...

 

 

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