23 de agosto de 2010

LOS INTEGRANTES DE LA OPOSICIÓN SON UNOS "TRAMPOSOS IDEOLÓGICOS"

DICE CARLOS HELLER:

Con los últimos aumentos anunciados por la presidenta, la inversión social por parte del ANSES pasó del 5,7 del PBI en el 2003 al 11,86, el doble en 7 años. Esta cifra pone a la Argentina en el tope de los países de América Latina respecto a la inversión en seguridad social por habitante.

Resulta muy extraño ver a todos aquellos legisladores que se opusieron férreamente a la estatización de los fondos de la ANSES, defender los derechos de los jubilados, reclamando un 82% móvil que no podría ser posible de seguir en el sistema de capitalización individual.

Si a esto le sumamos que su reclamo no conlleva ninguna propuesta de cómo recaudar el dinero que se necesita para solventar ese aumento, llegamos a la conclusión de que los integrantes de la oposición son unos tramposos ideológicos, porque de no haberse hecho lo contrario a lo que ellos pretendían, no podrían estar defendiendo lo que hoy defienden.

DE NO HABERSE HECHO LO CONTRARIO
A LO QUE PRETENDÍAN
NO PODRÍAN AHORA DEFENDER
LO QUE DEFIENDEN


NO A LA JUBILACIÓN DEL 82% NI DE NINGÚN PORCENTAJE DEL INGRESO

- SÍ A LA JUBILACIÓN IGUALITARIA. - SÍ A LOS APORTES DIFERENCIALES SEGÚN EL INGRESO -

2ª parte-
(1ªparte en el post anterior)

Todas las personas en actividad laboral y/o rentística deberían aportar proporcionalmente a sus ingresos, a la Jubilación de las personas que cesaron en su actividad por la edad que determina la ley. Las personas que continúan a pesar de la edad en actividad y/o que poseen rentas que superen un cierto número de veces el monto jubilatorio deberían recibir el beneficio igualitario pero deberían continuar obligadas a aportar al sistema jubilatorio. Podrán ser montos iguales, en cuyo caso quedarían compensados, o montos superiores, en cuyo caso se pagaría la diferencia.

Los montos de aportes diferenciados no estarían como ahora, destinados a cajas diferenciales, sino al sistema común de jubilaciones igualitarias, por lo tanto no deberían tener un valor relativo a ninguna otra cosa más que al ingreso por salario o por actividad autónoma, ya sea productiva, de servicios o rentística del aportante. Los montos diferenciales para aportar a la Jubilación deberían provenir de un impuesto a la actividad laboral, productiva y rentística. Con este criterio sería posible determinar un mínimo no imponible a los sectores de ingresos mínimos, y los aportes de las personas de más ingresos serían mucho más importantes que los limitados a un cifra determinada para una caja jubilatoria de empresario, que es mínima en relación a los ingresos de ese empresario. El empleador estaría exento de aportar por cada trabajador empleado, ya que lo haría en relación a sus ingresos, afectado al pago del impuesto jubilatorio.

De esta manera, todas las generaciones en actividad contribuirían a la Jubilación de los retirados por la edad, pero lo harían de modo mucho más ajustado a la capacidad aportante de cada uno, no como ahora, que el esfuerzo de un trabajador que gana un ingreso mínimo es enormemente superior al esfuerzo que hace un empresario en aportar a la caja de empresario el monto fijo que determina el Estado según la caja.

El monto pagado por Jubilación debería ser el mismo para todos los jubilados, y de ninguna manera diferencial ni proporcional a los ingresos obtenidos por el jubilado en su vida activa. El Estado no tiene por qué asegurar desniveles de superioridad de vida de los más ricos, cosa que sucede hoy, pero que pocos advierten que indignamente opera asegurando los desniveles de vida de la pobreza. El Estado debe asegurar un nivel de vida mínimo igualitario para toda la población, y tratar de elevar al máximo ese nivel de vida igualitario. Los más ricos habrán tenido la oportunidad de contratar servicios jubilatorios privados con el excedente de sus ingresos, cosa que no debe proporcionar ni garantizar el Estado.

Todas las personas, hayan trabajado o no, hayan aportado o no, deberían tener una jubilación.