22 de agosto de 2010

NO AL PAGO DE LA DEUDA POR EL 82% NI CON NI SIN FINANCIACIÓN

NO AL SISTEMA PREVISIONAL -

SÍ AL SISTEMA SOLIDARIO INTERGENERACIONAL.

NO A LA PREVISIÓN, SÍ A LA SOLIDARIDAD.

CONSIDERACIONES PARA LA JUBILACIÓN SOLIDARIA - EN CONTRA DE LA PREVISIONAL


La promesa de administrar fondos jubilatorios previsionales con éxito, tanto por parte del Estado como por entes privados, con fondos constituídos con aportes individuales que deben mantener su valor durante el extendido tiempo de cuarenta años de trabajo de una persona, es un despropósito para cualquiera que lo mire. La jubilación previsional es una bomba de tiempo que estallará en las manos de algún gobierno que no alcanzó a tiempo a pasar de mano la bomba con la mecha encendida.

Es una pretensión imposible que resultará siempre una estafa. Es un modo seguro, no inocente, de destrucción del dinero aportado por la población trabajadora, un modo de incentivar la corrupción estatal y un castigo indebido a los gobernantes del futuro que se deberán hacer cargo de montos tal vez imposibles de pagar, siendo ajenos a los avatares ocurridos con el fondo en el tiempo.

Es necesaria una reforma conceptual del sistema jubilatorio que sincere el sistema y lo haga viable en forma permanente sin depender de los devenires económicos del futuro, de la desvalorización de la moneda, del destino de los fondos jubilatorios, de los cambios en la cantidad de aportantes al sistema, de los cambios en la cantidad de jubilados, de la aptitud administrativa de los financistas, del robo de los financistas privados que operen y/o de la ocasional corrupción política de los administrdores estatales de los fondos previsionales.

Este sistema de jubilación "Previsional" se ha imaginado desde la indebida confianza en el futuro, en la confianza de la capacidad de compensar las posibles pérdidas afectadas a los ahorros, y en la apuesta de que al frente del sistema jubilatorio siempre habrá un funcionario solidario con los jubilados. Tales confianzas, se ha demostrado que fueron excesivas por no decir suicidas. El sistema de jubilación Previsional es un fracaso. Y lo seguirá siendo porque subsisten los mismos motivos. El fracaso no deviene de que la jubilación haya sido Estatal o Privada, sino de que haya sido Previsional. Ese aplastante fracaso hizo que ultramontanos convencieran a los ciudadanos que el problema era la jubilación Estatal.

Con la mentira de corregir los defectos del sistema Estatal, el neoliberalismo impuso el sistema de jubilación Previsional Privado, que se mostró como la más abyecta manera de apropiarse de los dineros de una población para terminar en los opíparos bolsillos de los financistas por quiebra. Lo prueban los acontecimientos de la década pasada en nuestro país y de la presente en Europa y EEUU, donde la quiebra bancaria o la incapacidad de países como la Argentina de pagar sus deudas externas dejaron sin respaldo a sistemas jubilatorios de países remotos, gracias a los préstamos gestionados por el Fondo Monetario Internacional manejados por el Banco Mundial que asesora a fondos de inversión jubilatoria privada, como el italiano, que tuvo que aceptar la desvalorización de sus fondos cuando la Argentina renegoció su deuda con una gran quita. Lo pagaron los jubilados italianos.

El sistema de jubilación Previsional, remite el destino jubilatorio de una persona a su propia capacidad de aportes sin tomar en cuenta los períodos de desocupación, sin tomar en cuenta los trabajos en negro y los aportes no depositados por la patronal aún en los trabajos en blanco. Se desentiende además de la diversa suerte del ahorro aún en el caso de completarse los aportes , y por fin se desentiende de establecer un modo de proveer a una más que probable desvalorización de los fondos.

Que la suerte de los ahorros privados con fines rentísticos corra riesgo en Bancos privados del sistema mercantil es esperable, pero no puede admitirse que ocurra lo mismo cuando el que administra el dinero es el Estado y se trata de fondos de jubilación. El Estado debería ser responsable de la posible mala fortuna de los fondos acumulados y compensarlos. Pero esa pretensión terminaría de plano con la idea de que el ahorro previsional es efectivo. Si el Estado compensara las pérdidas, lo haría únicamente basado en el concepto de solidaridad de la generación activa con la generación pasiva, ya que trasladaría los aportes de los trabajadores a pagar la jubilación. Ese mismo acto daría por terminado el sistema de fondos previsionales.

Un Estado no debe basar la jubilación de sus ciudadanos en previsiones individuales. Debe asumir el pago de la jubilación con fondos que la sociedad aporte al tiempo en que los jubilados la necesiten, sin necesidad de ninguna previsión de riesgoso final. El sistema no debe ser previsor sino solidario, y es justo, porque el día de mañana los mismos aportantes solidarios de hoy, serán sostenidos solidariamente por la generación de sus hijos y nietos activos.

Debe desaparecer el concepto de Previsionalidad del regimen jubilatorio, debe desaparecer también el sistema de fondos jubilatorios, cajas, o todo ahorro previo destinado a la jubilación del futuro. Lo debe reemplazar el Sistema de Jubilación Solidaria Intergeneracional.

No debe ser el trabajador el encargado de formar el capital de su propia jubilación con fondos previsionales aportados por él mismo durante su vida laboral. Esa pretensión no proviene de un concepto solidario sino todo lo contrario, absolutamente antisolidario e impiadoso, que lo hace cargo al ciudadano de su propio destino, como si no viviera en una sociedad, sino que viviera en una ermita. Como si no hubiera formado una familia, como si no hubiera criado hijos y gastado su dinero en alimentarlos y educarlos. El sistema previsional le dice al trabajador: hacéte cargo de tu suerte, y que Dios te ayude.

Tampoco es realista pretender que una persona que fatalmente con la edad perderá su capacidad laboral, se haga cargo del futuro de sí misma durante cuarenta años que son impredecibles y azarosos por factores que no dependen de ella. La sociedad trabajadora contemporánea a los ciudadanos mayores es la que debe hacerse cargo del pago de la jubilación. El concepto de solidaridad intergeneracional es que los hijos y los nietos tienen que hacerse cargo de sus padres y abuelos en edad de jubilarse. Que las generaciones adultas deben hacerse cargo de las mayores.

Lo peor de todo es que las cosas ya funcionan así. Y será siempre así, esté o no esté sincerado el sistema.

Sigue en el próximo post...


TODO ESTO EMPEZÓ CON LEUCO Y TWITERMAN

RESPUESTA A JORGE DEVINCENZI, A los dos últimos comentarios del post anterior:

Jorge Devincenzi dijo...
Jorge Devincenzi dijo...

¿Vos te creés que te estoy tomando el pelo con lo de la gramática? Me siento acorralada con tu descrédito, porque es la pura verdad, te lo juro. Voy a tratar de que me creas.

Si tengo que elegir una prioridad entre judía y argentina estoy en el horno. No soy primero ninguna de las dos cosas. Y es más, cada día soy menos judía que el anterior. Y cada día soy más argentina que el día anterior. Pero las dos cosas son independientes. Si me decís que diga cuánto tengo de judía, te diría un 10% y si me decis cuánto tengo de argentina te diría un 100%.

En cuanto a que lo judío es cultural y corresponde a occidente, yo te digo que sí, en lo que me toca en común a todos los occidentales, yo también soy heredera del judeo-cristianismo, tanto de la parte hebraica como de la romana, de las dos partes soy heredera en conjunto con todo occidente.

Pero cuando hablo de mi parte judía, me refiero a lo judío nacional, porque los judíos constituyeron una nación de la cual soy descendiente, y por la cual tengo una cultura hebraica específica no cristiana, pre-cristiana, pre-romana, que constituye el modo de vida comunitario, pre-capitalista, el modo en el que vivió la nación hebrea metida entre las naciones europeas.

Podríamos decir que Marx llamó a eso en economía el "Modo de Producción Asiático", donde el tributario al Estado era comunitario no individual, y la responsabilidad del Estado era de la comunidad no del individuo. En el cristianismo irrumpe el "individuo", categoría imprescindible para fundar el capitalismo. En la Europa capitalista los judios permanecieron hacia el interior, funcionando como en la antiguedad, amparándose comunitariamente, con una cultura propia del trabajo comunitario.

Las nacionalidades no restan, se suman. No voy a hablar de la nacionalidad israelí, sino de la nacionalidad judía que se forjó en Europa con el idish como idioma, no el hebreo. Soy judía de la nación judía europea recientemente desaparecida tras el Holocausto, y se me transmitió la cultura comunitaria, por eso tan fácilmente derivó el judaísmo en el socialismo, por eso hubo tantos judíos comunistas. Los que nos reivindicamos herederos de esa nación desaparecida, heredamos la cultura nacional, obviamente devenida de la religión original, una cultura de la responsabilidad sobre el otro que compone la comunidad, y así queremos los que nos sentimos sobrevivientes, ver al mundo funcionando, ocupado de la vida de todos, no sólo de los que aportan impuestos.

Las nacionalidades no restan, se suman:

Soy argentina con una intensidad que ni yo misma sospechaba. Lo descubrí cada vez que he salido al exterior. Vuelvo a mi patria como al oxígeno. Me ahogo en tierra ajena. Hace poco estuve en Israel para conocer a una hermana, y te puedo asegurar que no me sentí identificada con nada en ese país. Sentí que nada tenía que ver conmigo, judía de la nación judía de Europa. Ellos han discontinuado la nación judía europea, en primer lugar, desapareciendo su idioma. Aunque el principal responsable es el nazismo alemán y sus secuaces europeos.

Primero que nada amo el idioma castellano, que es lo que me hace humana y específica culturalmente. Pienso en castellano, y no puedo traducir lo que digo. Veo que en otro idioma todo se desmerece. Detesto el rudimentario y elemental idioma inglés . Adoro el castellano con sus exquisiteces semánticas. Amo la gramática castellana. Tengo libros de gramática de autores antiguos, como el de Andrés Bello, que leo con fruición como si leyera filosofía. Incluso he fabricado una gramática propia, con mi modo de pensar la construcción del idioma castellano. Y de todos los cantos de la España y la América castellana, sólo me identifico con el canto de Buenos Aires y de Rosario. Los otros cantos me hacen recordar que la Argentina está compuesta por las provincias, y me siento hermana de ellos en la Argentina, pero no igual. Ellos me parecen mejores que los porteños. Soy porteña. Con lo propio, con lo malo que tiene ser porteño. Trato de ser porteña pero mejor, para parecerme más a mis hermanos argentinos de las provincias con los que tenemos un proyecto común y magnífico que se llama República Argentina.

Y amo la magnífica historia argentina, que aunque corta es de una riqueza de situaciones y de personajes digna de la mejor historia del mundo. No importa que sea corta. Cuanto más corta más próxima, más asible y más comprensible, menos compuesta por mitologías absurdas de hermanos que beben la teta una loba.

Y te voy a decir algo más Jorge. Ser judío en occidente, despues del cristianismo, es también algo muy fuerte de sobrellevar, que es el no ser cristiano. Yo también soy judía en mi no ser cristiano, es una parte de mi judaísmo no ser como la mayoría, ser distinto.

Tu amiga Silvia no habrá sido hija de un progersista que comía jamón como mi papá aunque era judío tradicionalista y respetuosos de los rituales. Si en mi casa no se comió mariscos es porque no lo sabíamos cocinar. Comprábamos la carne en la feria y mi papá hacía unos asados al carbón memorables.

Te pido que leas un cuento "Guefilte Fish", que escribí hace un tiempo que está en este blog, que ilustra un poco el tema de las comidas: acá está el link:

http://lacosaylacausa.blogspot.com/2008/11/guefilte-fish.html