2 de febrero de 2008

A ULSCHMIDT

Le escribo ésto en la madrugada,
desvelado, tras soñar con un nogal
y un lobo blanco en sus ramas
cuya cola se rizaba,
y se rizaban los rizos de la cola
en infinitos fractales.

Ulschmidt



Hasta los veinte años todos somos poetas,
después, sólo los poetas. Eva



¿Qué pasa con Freud?


El aparato psíquico, aportado por Freud a la consideración de la cultura, es una “propuesta gráfico-descriptiva-funcional”, en la que ocupa un lugar preponderante el inconsciente. Digo aportación a la cultura, porque muchos sufrimientos humanos se han aliviado o desaparecido, sin necesidad de tratamiento individual. Y muchos sufrimientos serán evitados a futuros congéneres gracias al cambio ocurrido en la cultura por influencia de Freud. Claro que no todo lo que ha escrito Freud tiene la misma importancia ni efectividad. Lo que vale es lo que subsiste, lo que ha modificado para siempre el modo de pensar sobre muchos temas, como el de la sexualidad. Hasta quien ignora totalmente lo que dijo o hizo Freud, no puede exiliarse del cambio cultural operado en la sociedad.

Así como ciertos problemas matemáticos pueden resolverse por método gráfico, así Freud, presenta una solución gráfica eficaz para explicar los procesos psíquicos y sus derroteros. En vano los cultores de la Neuro-Físico-Química del cerebro se enfrentan a la propuesta de Freud, y la resisten como si ésta amenazara el progreso de la otra. Los caminos son diferentes y los objetivos también. Ni la propuesta de Freud pretende reemplazar a la Medicina del cerebro, ni ésta debe pretender lo imposible que es suplantar con una pastilla de bienestar químico la tarea propuesta por Freud de aprender a lidiar con el dolor normal de la vida y soportarlo, y a defenderse del dolor inútil propiciado por los manipuladores de nuestra voluntad que viven sus malas vidas a nuestras expensas, y a firmar un tratado de paz entre nuestros deseos y nuestra moral, sin dejar de lado a ninguno de los dos contendientes
.

Sholem Mandelbrot


“Eso ya estaba ahí, y yo simplemente lo descubrí”, dijo Mandelbrot. Todos aquí le dimos la misma interpretación a los dichos, y eso desató una polémica. Nadie dijo que Mandelbrot quiso decir otra cosa que lo que entendimos todos. Y sin embargo….hay otra interpretación posible de los dichos. Veamos. El resultado de mi investigación necesita comenzar por el principio.
Benoît (Beni) Mandelbrot nació en Varsovia en el año 1924, en el seno de una familia judía en la que el padre hacía compraventa de ropa. Los tíos de Mandelbrot eran matemáticos y educaron al niño en esa disciplina. Decidieron que debía estudiar en el Gimnasium (secundario polaco) para después ir a la Universidad a estudiar Matemáticas. En el año 1936, toda la familia se traslada a Francia, porque Beni ya no podía aspirar al Gimnasium, en Polonia los judíos tenían la cuota cada vez más limitada, en cambio en Francia las cosas eran todavía diferentes.
En Francia los tíos de Mandelbrot consiguen cátedras en el Politécnico. Viene la guerra en el 39 y BM deja de concurrir a la escuela secundaria, pero estudia en casa, vigilado y asistido por los tíos. Al finalizar la guerra BM se presenta en el colegio secundario para continuar sus cursos, pero en lugar de ello le toman un examen y le otorgan el Título Secundario. Todo en el mismo día.
BM va a la Universidad Politécnica donde enseñan sus tíos. En el año 45 su tío Sholem le muestra un trabajo de Julia publicado en 1911, sobre un asunto muy complejo y extraño, la descripción matemática de una estructura muy caprichosa, y además con gráficos de las estructuras. El tío cree que ese debe ser el camino por el que tiene que transitar su sobrino. Pero Benoît Mandelbrot estaba rebelándose contra su tío, y algo así como que se lo tira por la cabeza. Su vida empieza desde entonces a ser gobernada por sí mismo.
Decide irse de Francia, se va y vuelve, y vuelve a irse, es un poco nómade e inestable, y termina trabajando para IBM en EEUU en los años 70, en investigación de la computación. Tanto tiempo después, se acordó de ese trabajo perdido en la neblina del olvido y lo rescató en principio para representar gráficamente esas estructuras de Julia como fuente de imágenes interesantes, de las que tenía las fórmulas. Para llevar esto a cabo, tuvo que desarrollar no solo nuevas ideas matemáticas, sino también algunos de los primeros programas de computación para imprimir gráficos. Y de paso se entusiasmó y la siguió.
El camino del fractal le abrió un mundo nuevo. Su destino estalló como un fractal. Fue además, tan perspicaz como para darse cuenta de que la estructura fractal está presente en casi todos lados. No es verdad que sólo se puso a iterar fórmulas, trabajó en serio, duro y recto para obtener lo que obtuvo.
Los fractales le dieron fama mundial. Se aplican las estructuras fractales para explicar el crecimiento de las células mamarias, para explicar la forma del brócoli, el comportamiento de los mercados, y ahora don Mandelbrot (en idish: pan de almendras) está sacando un libro sobre el comportamiento fractal de las ganancias bursátiles.
Don Mandelbrot tiene muchos motivos para sentir culpas y remordimientos. El trabajo original, el verdadero mérito, no es suyo sino de Julia. El haberlo conocido se lo debe al tío. El haber mandado a paseo a su tío, junto al trabajo que le proponía continuar, se le debe revelar como una injusticia irreparable. Crimen y castigo. Éxito y castigo, en este caso.
Es muy probable que Mandelbrot haya hablado por el inconsciente cuando dijo “yo no hice nada, estaba todo ahí”. Es muy probable que interiormente no se sienta en paz con el necio pago que dio a su tío Sholem, cuyos huesos deben regocijarse hoy en algún cementerio del suelo francés.
El inconsciente funciona así. Ahí está Rascolnicov (el de Dostoievsky) torturado por la culpa, siendo reo y juez de sí mismo, condenado por su conciencia, engrilletado por su inconsciente, preso entre dos entidades internas, una en pugna con la otra. “Yo no hice nada, estaba todo ahí”.
Eva Row

El maestro Firpo




Si se quiere describir la regularidad del mundo físico y químico, se aplicarán las matemáticas, y luego, se tendrá la convicción de que el mundo se comporta en forma matemática.

Si se quiere describir la belleza del mundo, se copiarán sus formas y colores en una tela, y luego se tendrá la convicción de que el mundo se comporta como un cuadro.

Si se quiere describir la tristeza y la alegría de la vida, escribe uno una comedia o una tragedia, y luego concluye que la vida es un teatro.

Yo llamaraía a eso "pensamiento fractal".

Y,para amenizar la velada, voy a evocar un texto salido del libro "Qué porquería es el glóbulo" del maestro Firpo, uruguayo, que guardó y publicó cosas que escribieron sus alumnos de la primaria, hace mucho tiempo.

El maestro Firpo les pidió a los niños que escribieran una composición tema "Virtudes del sol". Un niño escribió lo siguiente: "Si no hubiera sol, no habría sombra para refrescarse cuando hace calor". Éste, tanto como que los números están en la naturaleza del mundo, son pensamientos fractales. Le voy a pedir permiso a Mandelbrot y enseguida vuelvo.

Eva Row